“Es muy importante encender la chispa de la curiosidad, porque la vida no es plana”

Por: Francisca Orellana

Cuatro años demoró la artista visual Mariana Moreno Montiel (40 años) en construir un pulpo tejido con desechos del mar en el museo Rapa Nui, en Isla de Pascua. Se trata de una instalación que forma parte de la Exposición Mana Heke, que posee 250 metros de tentáculos tejidos con redes de pesca de desechos y cordeles y que se ilumina en las noches.

“Han ido más de mil personas a verla y ha sido una sorpresa, no me esperaba tal recepción. Es la guinda de la torta”, cuenta la artista, que basó la instalación en uno de los dibujos de petroglifos más populares y simbólicos de la isla.

“(Los pulpos) siempre me llamaron la atención, empecé a investigarlos para entender qué significaban y mi teoría es que representan el ser multifacéticos, por el sentido de supervivencia en la isla”.

“Está lleno de pulpos, pero los moais tienen una carga simbólica tan fuerte que se come a los otros. Siempre me llamaron la atención, empecé a investigarlos para entender qué significaban y mi teoría es que representan el ser multifacéticos, por el sentido de supervivencia en la isla”, explica desde ese lugar.

“Acá la gente sabe pescar, andar a caballo, plantar, construir, lo que desarma y desarticula ese concepto de hacer solo una cosa en la vida, en que si estudias algo te tienes que dedicar a eso”.

“Acá la gente sabe pescar, andar a caballo, plantar, construir, lo que desarma y desarticula ese concepto de hacer solo una cosa en la vida, en que si estudias algo te tienes que dedicar a eso. Como lo decían genios como Da Vinci, nuestro cerebro lo permite, solo que la cultura lo niega”, comenta sobre la inspiración de su exposición que se puede ver en https://www.museorapanui.gob.cl/noticias/instalacion-de-arte-que-busca-crear-conciencia-sobre-el-problema-de-la-contaminacion

La obra ha tenido tal impacto que se ha convertido en un foco de atención dentro de la isla. “La gente acá se conoce, pero no se ve mucho, y el pulpo ha sido un punto de encuentro. Lo recorren y se quedan conversando. Une y es mágico, porque se sale de lo cotidiano”, cuenta.

Su trabajo se destaca por ser un área poco tradicional. Le gusta enfocarse en instalaciones de gran envergadura para convocar a las personas a reunirse, recorrerlas y despertar su creatividad. Una forma artística poco tradicional, pero que ella siente que es más profunda que otras disciplinas y que nació como un deseo muy profundo interiormente.

“Ya no quería ni pintar ni usar materiales que por excelencia ligan al arte. No me llamaban la atención y necesitaba hacer cosas nuevas”.

“Ya no quería ni pintar ni usar materiales que por excelencia ligan al arte. No me llamaban la atención y necesitaba hacer cosas nuevas”, cuenta la artista titulada en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.

“Fue todo muy instintivo, empecé armando cajas, haciendo muñecas amarrando bolsas, y con cualquier elemento que tuviera a mano porque sentía que cualquier material es susceptible de ser trabajado y crear cosas nuevas. Y la escultura es moldeable, se puede recorrer en 360 grados”, afirma sobre su desarrollo en tejido, que partió cuando estudiaba una especialización en España.

“Allá empecé a tejer sobre objetos, sillas, espejos, utilicé hasta mi pelo. Pero en la Isla de Pascua el tejido se desbordó: mi primera obra fue un útero tejido con fibras de la Isla de Pascua, con el cual gané mi primer Fondart”, indica.

Inspirada desde niña

“Nací con un lápiz en la mano, desde chica participaba en concursos de dibujo y me gustaban las artes plásticas, pero en mi familia no hay artistas”.

Moreno cuenta que desde muy niña tenía inclinaciones artísticas. “Nací con un lápiz en la mano, desde chica participaba en concursos de dibujo y me gustaban las artes plásticas, pero en mi familia no hay artistas. Lo bueno es que ellos me apoyaron siempre en todas las decisiones, como el estudiar Arte y sacar dos Máster”, comenta.

Además de dedicarse a la autogestión de sus proyectos, lo complementa con clases de pintura y arte a colegios y a particulares.

“Ese goce de la vida es lo que estoy buscando con mis obras. A enseñarles a los demás que se puede vivir de otras maneras”.

“La gente piensa que no es artista y no lo pueden creer después cuando ven sus creaciones. Les hago clases de pintura a adultos mayores para que puedan abrir espacios a otra dimensión. Es muy importante encender la chispa de la curiosidad porque la vida no es plana, y ese goce de la vida es lo que estoy buscando con mis obras. A enseñarles a los demás que se puede vivir de otras maneras”, comenta.