

“La comunicación de la ciencia es un acto de persuasión”
La rotura del tendón de Aquiles en 2011, mientras jugaba fútbol, cambió el destino laboral del bioquímico y doctor en biología celular y molecular Gabriel León (@gabotuitero en Instagram), quien, hasta entonces, en 2011, se desempeñaba como académico y dirigía proyectos de investigación en la Universidad Andrés Bello. Hoy es un comunicador científico, autor de siete libros del área y conductor del programa Rockstars –donde entrevista a científicos y científicas– en www.txsradio.com y del podcast “La ciencia pop”.
Todo partió en el período de recuperación de esa lesión, cuando, para no aburrirse en el extenso tiempo libre que tuvo de súbito, armó un blog de divulgación científica que agarró tanto vuelo que lo llevó a poner la comunicación en el centro de su carrera. Un área poco explorada y que lo motivó a tal punto que abandonó la investigación como tal para asumir la dirección del Centro para la Comunicación de la Ciencia en la misma casa de estudios, en 2015. Dos años después decidió dar un giro de 180° y dedicarse por completo a hablar de ciencia de forma cercana y amena, pero ahora como independiente.
“Me estoy dedicando a algo muy distinto de lo que pensaba, estoy dedicado a algo que partió de forma completamente accidental”, cuenta, destacando que es un nicho sumamente relevante para el mundo científico, pero también para la sociedad en general, porque explicar de forma clara, sencilla y entretenida muchos sucesos que involucran a la ciencia es vital para que la gente se interese por ella.

“Siempre me gustó contar historias, y en los congresos tenía muy buenos comentarios porque me decían que era entretenido, dinámico, claro para exponer. Y eso en ciencia tiene valor, el ser capaz de contar de forma fácil, directa, clara lo que uno hace es complejo”.
Y es que hasta ese momento no se había dado cuenta, pero siempre se distinguió por sus habilidades comunicacionales. “En la universidad me destacaba por eso y me pedían presentar a mí. Siempre me gustó contar historias, y en los congresos tenía muy buenos comentarios porque me decían que era entretenido, dinámico, claro para exponer. Y eso en ciencia tiene valor, el ser capaz de contar de forma fácil, directa, clara lo que uno hace es complejo, y no sabía que esta habilidad podía ocuparse por sí sola y que se convertiría en mi trabajo”, indica el autor, que ha publicado libros infantiles como “¿Qué son los mocos? Y otras preguntas raras que hago a veces” o “Recetas con ciencia”, y otros para adultos, como »Pandemia. Una historia sobre ciencia, enfermedades y el virus que cambió nuestras vidas”.
Potenciar las habilidades comunicacionales
En los últimos 10 años se ha dedicado también a enseñar a otros académicos cómo contar mejor sobre su trabajo y a hacer talleres de comunicación científica a docentes, estudiantes y empresas, entre otros, para enseñarles a vincularse mejor.

“Quienes nos dedicamos a ciencias, en sus diferentes áreas, no tenemos una formación para comunicar lo que hacemos, no nos enseñan a comunicar, teniendo que aprenderlo con ensayo y error”.
“Hay muchos investigadores que realizan actividades de divulgación, pero tengo la sensación de que hay muy pocos que hayan dejado la carrera académica por la divulgación de la ciencia. Y lo que explica aquello, es que quienes nos dedicamos a ciencias, en sus diferentes áreas, no tenemos una formación para comunicar lo que hacemos, no nos enseñan a comunicar, teniendo que aprenderlo con ensayo y error”, comenta.
Destaca que mientras no haya una educación formal en la universidad que enseñe las técnicas y habilidades comunicacionales, “estamos dependiendo de talentos naturales de cada científico y científica. Hay personas que tienen habilidades innatas para contar historias, narrar. Pero si se comienza a enseñar de manera más activa esto, el panorama va a cambiar”.

“Hay mucho interés por la comunicación de la ciencia porque el mercado chileno de investigación es muy finito y no habrá cabida para tanto académico como investigador de posgrado, por lo que están buscando alternativas laborales distintas a la academia”.
León indica que hoy hay muchos científicos jóvenes que tienen una gran necesidad de conectarse con las personas: “Hay mucho interés por la comunicación de la ciencia porque el mercado chileno de investigación es muy finito y no habrá cabida para tanto académico como investigador de posgrado, por lo que están buscando alternativas laborales distintas a la academia, están entendiendo que no puede ser el único destino”.
Y en este sentido, destaca que lo más complicado de ello, y que le costó aprender a él también, es que comunicar ciencia no está centrado solo en dar la evidencia científica que hay detrás: “No somos mensajeros de la verdad, la comunicación de la ciencia es un acto de persuasión donde hay que entender qué está pensando la persona y ser empático con ella”.

“Cuando alguien no se quiere vacunar, no llegó a esa conclusión leyendo papers o artículos académicos, sino por sus creencias, temores, artículos de Internet, donde con pura evidencia científica no lo voy a sacar de ahí. Primero, necesito entender sus conclusiones y empatía, y a partir de aquello, generar un acto de persuasión”.
“Por ejemplo, cuando alguien no se quiere vacunar, que es un tema complejo, no llegó a esa conclusión leyendo papers o artículos académicos, sino por sus creencias, temores, artículos de Internet, donde con pura evidencia científica no lo voy a sacar de ahí. Primero, necesito entender sus conclusiones y empatía, y a partir de aquello, generar un acto de persuasión, que fue lo que me costó, porque viniendo del mundo académico, la evidencia es casi lo único que importa y moviliza”, afirma.
Si bien ya abandonó el trabajo de laboratorio, especifica que lo único que echa de menos de ese mundo “es la emoción que se siente cuando descubres algo, de ser la primera persona en el mundo que se da cuenta de un fenómeno”. Sin embargo, indica que algo similar siente cuando logra explicar conceptos complejos a las personas y ver la cara que ponen cuando los entienden: “Es la emoción que consigues cuando transformas a alguien”.