

“Así como los artistas crean de su experiencia e imaginación, los científicos también tenemos que crear”

“Recuerdo haber tenido quizás unos tres años muy, muy chiquita, y ya estaba jugando a mezclar distintas cosas, como jabón con vinagre, y viendo qué pasaba… Y seguí toda la vida con esa curiosidad”.
“Yo no sé de dónde salió esa curiosidad mía por explorar el mundo y por hacer experimentos”, cuenta Cecilia Hidalgo, bioquímica y la primera doctora en ciencias de la Universidad de Chile. “Recuerdo haber tenido quizás unos tres años muy, muy chiquita, y ya estaba jugando a mezclar distintas cosas, como jabón con vinagre, y viendo qué pasaba… Y seguí toda la vida con esa curiosidad”, agrega.
Su papá era ingeniero civil y, pese a que en ese tiempo las ciencias no eran para mujeres, estaba orgulloso de esa curiosidad y de la inteligencia que su hija demostró desde pequeña. Era buena para las matemáticas, pero le interesaban más los seres vivos, cuenta con la humildad que la ha caracterizado durante sus más de 60 años de carrera, que la han llevado a hacer importantes avances en la investigación del calcio intracelular y sus reacciones químicas en el cuerpo, y a obtener el Premio Nacional de Ciencias Naturales en 2006, convirtiéndose con ello en la primera mujer en conseguir el máximo galardón de la comunidad científica local.

“En mi familia no había nadie científico, nadie. Entonces no tenía alguien a quién seguir directamente en ese aspecto. Después, más grande, sí tuve esos ejemplos”.

“La mayoría de la gente sí sabe quién es Marie Curie y, sin embargo, hay muchas otras científicas que han hecho aportes notables y la gente no las conoce”.
“En mi familia no había nadie científico, nadie. Entonces no tenía alguien a quién seguir directamente en ese aspecto. Después, más grande, sí tuve esos ejemplos. Yo siempre, desde muy chiquita, admiraba a Marie Curie, que es como la figura científica más popular mujer. La mayoría de la gente sí sabe quién es ella y, sin embargo, hay muchas otras científicas que han hecho aportes notables y la gente no las conoce”, comenta. Por eso, uno de sus objetivos como académica y como presidenta de la Academia Chilena de Ciencias, cargo que también es la primera mujer en ostentar, es fomentar que sus congéneres se dediquen a la investigación.
Sin embargo, reconoce que el camino no ha sido fácil. “Tengo cuatro hijos, entonces siempre he estado súper ocupada”, afirma. “Ahora finalmente no tengo ninguno en la casa, porque están todos independientes, pero durante mucho tiempo yo tuve que ser mamá y científica al mismo tiempo y ocuparme de los colegios, de las tareas, de todo. Es difícil, sí, es difícil”.
Pese a ello, tres de sus cuatro hijos decidieron también dedicarse a la carrera científica, motivados por su ejemplo y el de sus padres: los dos mayores son hijos de Ramón Latorre, bioquímico que obtuvo el Premio Nacional de Ciencias en 2002, y los menores de Marco Tulio Núñez, científico conocido internacionalmente por su trabajo en hierro.
Pasión por la ciencia

“Lo fascinante de esta carrera es que estás siempre encontrando y descubriendo cosas nuevas y tienes que formular tus propias hipótesis. O sea, tienes que ser muy creativo”.
Más allá de los estudios o la formación científica, Hidalgo cree que para dedicarse a esta área se requieren ciertas cualidades especiales. “Te tiene que apasionar y tienes que ser muy curiosa, te tiene que gustar mucho indagar lo desconocido. Lo fascinante de esta carrera es que estás siempre encontrando y descubriendo cosas nuevas y tienes que formular tus propias hipótesis. O sea, tienes que ser muy creativo”, recalca.
“Las personas que están liderando un grupo de trabajo deben tener sus preguntas, generar ideas y ponerlas a prueba. Y siempre vas avanzando un poquito entre todos los científicos del mundo, porque esa es otra cosa muy bonita, que uno empieza a conocer gente de todos los países”, explica. Todos se comunican permanentemente en inglés y trabajan de forma colaborativa, como una comunidad extendida.
Para ella, “es realmente muy bonita esta sensación de ser un ciudadano del mundo y, además, haciendo un trabajo súper creativo y no rutinario. Eso requiere tener la capacidad de crear, así como los artistas crean de su propia experiencia y su propia imaginación, los científicos también tenemos que crear. Es un aspecto creativo que se resalta mucho menos de la labor del científico”.